1. EL
RECLUTAMIENTO FORZADO
1.1.
Conceptualización Teórica
La existencia de un conflicto armado es la circunstancia objetiva
que permite la aplicación concreta del derecho internacional humanitario. Esto es,
que dada la existencia de un conflicto armado existe un deber internacional de
aplicar las normas del derecho internacional humanitario, a título de normas
convencionales o consuetudinarias[1].
En el marco de un
conflicto armado, el reclutamiento forzado se define como la vinculación
permanente o transitoria de personas menores de 18 años a grupos organizados al
margen de la ley y/o grupos delictivos organizados, los cuales mediante la
fuerza o el engaño inducen a que éstos menores ingresen a sus filas y en
consecuencia sean parte del conflicto[2].
Éstas normas contenidas en el artículo 3 común a los cuatro
convenios de Ginebra y el Protocolo II adicional, establecen los supuestos
fácticos en los cuales se determina que si el conflicto no es de índole
internacional (ya que se desarrolla por fuerzas tanto legítimas como disidentes
dentro de un mismo Estado), cada una de las partes en conflicto tendrá la
obligación de respetar:
- Las personas que no participen directamente en el conflicto, entre estas; Los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas, las personas puestas fuera del combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa.
- La vida e integridad corporal de las personas anteriormente mencionadas.
- Dar un trato digno y adecuado a los rehenes, evitando atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes.
- Asistir a los heridos y enfermos de un combate.
- Permitir que organismos de carácter humanitario e imparcial como la cruz roja pueda asistir y ofrecer sus servicios a las partes en conflicto[4].
Frente al contenido de éstas obligaciones y disposiciones,
según concepto de la Comisión de Derecho internacional emitido en 2001 sobre
responsabilidad de los Estados por hechos internacionalmente ilícitos, en el
cual estipula que la aplicación del derecho internacional humanitario frente a
la problemática del conflicto armado interno y sus consecuencias como es el
reclutamiento forzado, debe entenderse desde un punto en el cual, “se aplique fundamentalmente en situaciones
anárquicas, ilegales y en las que no suele regir ley alguna, como son los
conflictos armados, los mecanismos de
aplicación se centran y tienen que centrarse siempre, en la prevención”.
El Comité Internacional de la
Cruz Roja (CICR), mecanismo tradicional de aplicación del derecho internacional
humanitario, actúa como intermediario neutral entre los Estados y como
representante institucionalizado de las víctimas del conflicto armado. En ambos
niveles, previene y pone coto a las violaciones del derecho, actuando, entre
otras cosas, como sustituto de los beligerantes que no cumplen sus obligaciones
humanitarias. Su proceder es más en función de las víctimas que de las
violaciones del derecho[5].
No obstante, en todo sistema jurídico, la comisión de infracciones ha de tener
también consecuencias judiciales. Estas infracciones las cometen individuos, y
el derecho internacional humanitario es una de las pocas ramas del derecho
internacional que atribuye infracciones a personas individuales y que estipula
sanciones contra ellas. “Sanciones que son imputables al estado en el cual se
desarrolla el conflicto interno, por vulnerar el derecho internacional
humanitario y no ser garante ni protector de éstos derechos” (ver caso Las Palmeras
contra Colombia – CIDH).
Al
respecto, la Corte Constitucional en sentencia C- 240 de 2009 sobre el
reclutamiento forzado, estableció:
“La normas penales
previstas en los artículos 14 de la Ley 418 de 1997 y 162 de la Ley 599 de
2000, lejos de controvertir los preceptos internacionales en la materia,
aseguran la penalización de las conductas proscritas por la comunidad
internacional frente al reclutamiento y utilización de menores en los
conflictos armados. De hecho aunque los tipos penales no son idénticos a los
previstos en el DIH o en DPI, -como no lo son ellos entre sí-, es claro que las
conductas que tales disposiciones internacionales pretenden evitar en el
concierto del conflicto armado, están previstas en el derecho penal interno”. (Resaltado fuera del texto).
Esta conclusión e interpretación se ve
forzada, con el principio de integración de las normas internacionales de los
derechos humanos que se encuentra previsto en el artículo 2º del Código Penal
Colombiano, en el cual se contextualiza el compromiso por parte del estado
Colombiano de tipificar conductas que van en contravía de los derechos humanos
y el DIH, entre ellas el
reclutamiento forzado, con la finalidad de proteger a las personas, e incluso
niños los cuales son víctimas directas del conflicto interno Colombiano.
1.2. El
Reclutamiento Forzado como Problemática del Conflicto Interno Colombiano
El conflicto armado
en Colombia, recrudecido en los últimos años y con crecientes niveles de
degradación, ha generado una grave crisis humanitaria en donde la superación de
este es el principal tema de agenda nacional y de los esfuerzos de cooperación
por parte de la comunidad internacional.
La complejidad de esta
situación y su prolongación en el tiempo, han requerido la intervención
no solo del Gobierno colombiano sino del conjunto de las instituciones
del Estado y además de la Comunidad Internacional .Para atender este conflicto
se pusieron en marcha en Colombia procesos de Desarme, Desmovilización y
Reinserción (en adelante DDR), con el objeto de que esto se constituya en
componente de un amplio proyecto de reconciliación y paz, enmarcados en
la Constitución y en los tratados internacionales en materia de Derechos
Humanos (DD.HH), Derecho Internacional Humanitario (DIH) y Derecho
Internacional Penal, todo esto con el fin de reincorporar a los miembros de grupos organizados
al margen de la ley a la vida civil, económica y política y avanzar en el
camino a la paz y a la reconciliación y garantizar los derechos de las víctimas
a la verdad, a la justicia y a la reparación (VJR). La vinculación de
niños y niñas a los grupos armados ilegales es una de las manifestaciones
más crueles de la violación de los derechos de la niñez y es una
vulneración al derecho internacional de los derechos humanos y al derecho
internacional humanitario.[6].
Siguiendo la problemática, UNICEF ha
desarrollado un texto titulado "Aprenderás a no llorar" Niños combatientes en Colombia, el cual ofrece el
primer informe general sobre los niños combatientes en Colombia, y se ocupa de
su reclutamiento, entrenamiento, vida en las filas de grupos ilegales, su papel en el
combate así como el tratamiento que reciben cuando desertan o son capturados o
rescatados. Visto desde la perspectiva de la psicología social crítica,
la cual no renuncia a su obligación moral de atender a los problemas
humanos que definen a la realidad social circundante, se encuentran
organizaciones como esta, que luchan constantemente por la protección de seres indefensos que según el estudio realizado, viven una realidad
propia de las comunidades vulnerables latinoamericanas, como lo es el maltrato
físico y emocional al interior de las familias o el abuso sexual por sujetos
cercanos a su entorno, y en ultimas lo que hacen es buscar erróneamente
refugio, protección en grupos ilegales que terminan llevándolos a una tortuosa
vida.
1.2.1. Consecuencias
1. Psicosociales
2. Físicas y educativas
1.2.1. Consecuencias
1. Psicosociales
Los niños suelen
volverse temerosos, cultivan reacciones enérgicas, sienten responsabilidades,
tienen muchas experiencias cargadas de tensión, si han sufrido daños personales
tienden a volverse obsesivos, temerosos y reservados. Los niños, de cualquier
edad, que han sido víctimas o testigos de tortura o de actos de brutalidad
arbitrarios suelen tener dificultades para confiar en otras personas, lo que
puede afectar su capacidad para establecer vínculos sociales.[7]
2. Físicas y educativas
El uso de los niños
como soldados los expone a los peligros de la muerte o a ser heridos en
combate. Pero la vinculación de niños y niñas a algún grupo armado también los
expone a la muerte o a recibir heridas al tratar de escapar, al desobedecer
órdenes, o al no tener la capacidad de obrar como se les pide. Todos y todas
están expuestos a otras violaciones de sus derechos como la tortura, el abuso y
la explotación sexual, la detención prolongada y la separación de sus familias.
Se les niega su derecho a la educación y están expuestos a daños en su salud,
maltrato, drogadicción y alcoholismo.[8]
1.2.2. Uso de niños, niñas y adolescentes
El uso que se le da al
niño miembro de un grupo armado es variado. Puede gozar de un relativo
alejamiento de los combates por el tipo de arma utilizadas o funciones
desempeñadas, participar directamente en ellos en primera línea o sufrir o
infringir vejaciones varias tales como heridas: ritos de iniciación o torturas
como actores o víctimas. El menor que participa activamente en un conflicto
asume diferentes funciones dependiendo de su edad, del grupo armado, del
contexto cultural o del género, a las niñas además de cumplir con las labores
encomendadas es frecuente que se les de uso sexual e inclusive casamentero. Les
encargan misiones suicidas, limpiar zonas de combate minadas, son enviados a
realizar misiones con cargas explosivas amarradas al cuerpo, patrullan, prestar
guardia, cargan mercancía, recogen información, torturan prisioneros, destruyen
o queman propiedades, desarrollan labores de mensajero, de estafeta.
Principales
funciones desempeñadas
1. Laborales
En efecto, la
vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia incluye
el porte de armas, pero no se limita a este aspecto. Los grupos armados cuentan
igualmente con personal de apoyo cuyas labores pueden ser muy variadas: cocina
o ranchería, compra de suministros, labores de inteligencia, mensajería o
correo, compañeros y compañeras sexuales de los jefes de tales grupos,
encargados del reclutamiento de otros jóvenes, fabricación de minas
antipersonales, cuidado de secuestrados, etc.[9]
2. Explotación
económica
Existen claros
vínculos entre el conflicto armado y el trabajo infantil. En Colombia mucha de
la mano de obra infantil entra dentro del marco de las peores formas de trabajo
infantil, del Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.13
Aproximadamente, entre 2.5 millones y 2.7 millones de niños son utilizados como
mano de obra infantil según un estudio efectuado por UNICEF,
Save the Chilkdren-UK, OIT, DANE y la Iglesia Católica entre 1998 y 2002.
La utilización de
niños trabajadores en los cultivos de coca (materia prima de la cocaína), está
también ligado al conflicto, debido al papel significativo que juegan los
dividendos de la droga en avivar la violencia. Así mismo, informes de Colombia
indican que en muchos casos el primer contacto que los niños tienen con los
grupos armados es a través de su trabajo en la cosecha de la coca.[10]
3. Proselitismo(propaganda)
El proselitismo
consiste en hacer propaganda al movimiento armado ante la población civil, con
el propósito de buscar aliados, de aumentar con ellos el pie de fuerza y de
conseguir cooperación económica voluntaria.
4. Apoyo
Se incluyen funciones
relacionadas con la manutención: alimentación, ubicación de campamentos, manejo
de las comunicaciones, guardia, manejo de la intendencia (dotación).
5. Actos
de guerra
Actos de guerra
armados son combates contra el bando opuesto, ataques a estaciones de policía y
batallones del ejército, fabricación de artefactos explosivos que causen daño a
redes hidroeléctricas, puentes y puntos estratégicos, entre otros. Entre los
actos de guerra no armados están la cuantificación de las fuerzas del Estado en
los batallones y estaciones de policía, del número de unidades (hombres), el
reconocimiento de tipos de armas, la realización de mapas y la localización de
puntos estratégicos.
6. Labores
de inteligencia
Las labores de inteligencia
consisten en reconocer zonas y terrenos, vigilar un área específica, indagar
acerca de visitantes o personas extrañas a un lugar, identificar personas con
ingresos para futuras ‘vacunas’ y/o cobranza de cuotas. La inteligencia incluye
también las ‘acciones no armadas’.[11]
1.3. Análisis de la Problemática
El fenómeno del
conflicto armado en Colombia ha sido sin lugar a dudas uno de los que mas
manifestaciones nefastas ha tenido, desde muertes, ataques a la población
civil, minas antipersonales, cultivos ilícitos, secuestro, extorsión,
reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, hasta el desplazamiento,
la pobreza, enfermedades no solo físicas sino psíquicas, violaciones de
derechos humanos, destrucción de formas culturales y étnicas, entre otras; es
tan alto el nivel de degradación social que se vive al interior del país, que
los esfuerzos hasta ahora realizados no han sido del todo contundentes y
eficaces para erradicar el conflicto y sus efectos en la sociedad, por lo que
la población sigue estando sometida a los horrores de la guerra. En este punto,
no se puede desconocer la importante labor que ha realizado el gobierno y las
instituciones no gubernamentales tendientes a atender el conflicto, pues a través
de programas, proyectos y leyes se ha buscado mitigar las consecuencias atroces
que la guerra ocasiona; y mas aún, se ha tratado mediante diálogos con los
grupos armados al margen de la ley, específicamente con las guerrillas, darle
fin al conflicto que se ha tomado el país durante décadas y lograr la paz.
Ahora bien, bajo el
tema que nos ocupa, el reclutamiento
forzado, podemos
analizar como a través del proceso de vinculación a estos grupos armados y al conflicto
en si mismo considerado, es que empiezan los verdaderos problemas. Para nadie
es un secreto como son sometidos a un proceso de deshumanización en el que enseñan
a los niños, niñas y adolescentes principalmente a matar y cometer toda serie
de delitos o atrocidades con indiferencia, sin límite y sin pudor. De esta
manera se evidencian los mas graves atropellos a los Derechos Humanos y al
Derecho Internacional Humanitario y se puede ver que estos no son vulnerados
por una persona individualmente considerada sino por grupos armados ilegales y
organizaciones criminales que son los que han establecido la práctica de
reclutamiento forzado y el uso de menores para el cumplimiento de sus objetivos
estratégicos como parte de una política metódica, deliberada y dirigida contra
una población en situación de extrema vulnerabilidad y que afecta
principalmente a los grupos indígenas.
De
esta forma, es claro como la violencia y especialmente el problema del
reclutamiento forzado en nuestro país atenta contra el normal desarrollo de la
sociedad y se convierte en un problema de salud pública mental y física, donde
se destruyen los lazos sociales y donde las consecuencias son cada día mas
perversas y atroces para cada uno de los miembros de la comunidad. En este
punto es preciso analizar el problema del reclutamiento forzado que tanto daño
le ocasiona al país desde las siguientes perspectivas:
Violencia: En el marco del
conflicto armado de Colombia, donde las decisiones políticas y las
justificaciones sociales se basan en actos de violencia, violencia contra el
otro, que cada día degradan mas la sociedad y su forma de pensar y actuar, es
que es primordial la labor del psicólogo social el cual debe entrar a tratar de
cambiar estas ideologías y toda la estructura argumentativa de violencia y
represión en la sociedad. De esta forma, el concepto de violencia es planteado
por Ignacio Martín Baró y el propone que se realice un verdadero análisis del
papel de la psicología social enmarcado en el momento histórico determinado. Así
pues, es posible darle un tratamiento adecuado a las consecuencias perversas
del conflicto y la guerra, y tomar las medidas necesarias para erradicarlo de
fondo.
Polarización Social:
Este
concepto tiene
una estrecha relación con los conflictos sociales que se presentan entre la
población, principalmente el problema de la desigualdad. Al existir diferencias
tan marcadas en el seno de la sociedad, no sólo políticas sino también económicas,
sociales y culturales se agudizan los problemas y la población menos favorecida
se convierte en la mas vulnerable a los conflictos. Es por esto, que cada día
son mas los niños, niñas y adolescentes, indígenas y muchos otros los que son
reclutados forzosamente para incorporarse en las filas de los grupos armados y
cometer las atrocidades que padecemos cada uno de los colombianos día a día, y
que ha tenido que soportar el país durante décadas.
Mentira
institucionalizada: Las corporaciones administrativas y gubernamentales
del país se han dedicado a “institucionalizar” y a “oficializar” la violencia y
las consecuencias que han padecido las víctimas y en general todos los
colombianos. La historia atroz que ha vivido nuestra sociedad ha dejado
millones de víctimas que en la mayoría de los casos no han sido reconocidas
como tales y han tenido que vivir en la clandestinidad después de los
enfrentamientos bélicos, las torturas y especialmente las desapariciones y
reclutamientos forzados. Así pues, frente a la historia de sufrimiento, se ha
construido una “historia oficial” cargada de mentiras, mentiras
institucionalizadas pues desconocen el verdadero sufrimiento que padecen las víctimas,
lo niegan o en el mejor de los casos lo muestran como su parecer institucional
se los dice. Esta situación de las víctimas, se evidencia cuando Mauricio Gaborit
(2006) recoge de Martín-Baró, la dura experiencia de las víctimas del conflicto
armado de El Salvador: “Para muchos, la
mentira se volvía la forma más expedita para poder sobrevivir y, aunque, en una
primera instancia, la mentira era rechazada, pronto se incorporaba en el
lenguaje cotidiano, que daba cuenta de la vida personal y colectiva”. De
esta forma, los problemas se incrementan aún mas y cada vez son mas notorios
pues la aceptación de esas mentiras institucionalizadas, impuestas, hacen que
las personas no puedan desarrollar una identidad propia e interioricen con mas
frecuencia la violencia como una forma de vivir; esto significa que se resignan
ante los efectos que traen los conflictos armados y conviven con ellos como
parte de su desarrollo en la sociedad.
Trauma psicosocial: Este trauma es la
consecuencia de la violencia bélica y del conflicto armado, y Martín Baró
expresaba que este se encuentra sujeto
al psiquismo humano y es producto de la continua situación de violencia, que en
el caso colombiano ha sido durante muchas décadas trayendo consigo miles de víctimas.
Este trauma se produce por las condiciones deplorables y degradantes que debe
soportar diariamente la población, y que influencian y ocasionan daños en su
salud mental. De la misma forma, como ya se mencionó, el problema del
reclutamiento forzado afecta principalmente a niños, niñas y adolescentes, pues
es la población mas vulnerable y las consecuencias en ellos son aún mas graves
por el hecho de estar obligados a vivir tan temprano realidades tan severas y
degradantes. A su vez, este tipo de trauma así como cualquier otro, son
producidos por el entorno en el que se vive pero su reparación total dependerá
de las acciones que se realicen no sólo para desaparecer las causas que lo
originaron sino también de la ayuda que se le brinde a cada sujeto visto como
particular, con un entorno personal e individual que requiere atención.
Después del análisis
anterior y para concluir, es preciso recordar las palabras de Martín Baró pues él
señala que las ciencias sociales deben estudiar todos los hechos que envuelven
el conflicto y en especial el reclutamiento forzado por tener este como grupo
vulnerable a los niños, niñas y adolescentes. Este estudio es importante
realizarlo por el sólo hecho de que son personas o grupos los que están detrás
de estas acciones bélicas y de la misma forma son grupos los que son víctimas
de estos. Así pues, las consecuencias que trae el conflicto determinan las
conductas en relación con las familias, hijos y en general con toda la sociedad
y por esto es clave no solo el papel del psicólogo social sino también de todas
las personas, independientemente de la profesión que desempeñen para que
contribuyan con sus aportes para comprender, analizar, intervenir y confrontar
los problemas, el conflicto, la guerra y sus consecuencias y especialmente a
sus víctimas.
1.4. Caso Reclutamiento Forzado
Como se estudió y analizó
anteriormente, el reclutamiento forzado en Colombia afecta principalmente a
niños, niñas y adolescentes pues son ellos personas mas vulnerables y propensas
a dejarse intimidar por las “maravillosas” propuestas que estos grupos armados
les hacen. Así pues, vemos como en nuestro país existen miles de casos e
historias sobre el reclutamiento forzado que día a día conmocionan nuestra
sociedad y hacen que las consecuencias sociales sean cada vez mas perversas.
De esta forma, es preciso
analizar una de tantas historias sobre el reclutamiento forzado que se
presentan a diario en nuestro país. El caso a analizar es extraído de la página
web del Ejército Nacional de Colombia y es titulado: “El drama de los niños que combatían para Martín Llanos. Nos amenazaban
con darnos pastillas 9 milímetros”. El mismo, fue publicado el 2 de Octubre
de 2004, realizado por Jineth Bedoya Lima, enviada especial de EL TIEMPO y se
hace especial claridad de que los nombres de los menores involucrados en el
caso son cambiados por solicitud del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
(ICBF) y para protección de estos.
La historia de estos 3 menores
(Ramiro, César y Sebastián), muchachos de tan solo 14 y 15 años, comenzó en la
mañana del domingo 4 de julio de 2004 cuando salieron de sus casas, como era
costumbre, a cargar canastos y víveres en la plaza de mercado de Girardot
(Cundinamarca). Llegaron hacia las 6 am y se ubicaron en la entrada
principal a esperar a sus clientas de los domingos.
No obstante lo anterior, dos hombres altos, morenos, con
zapatillas, descritas por los menores como: “muy
bacanas”, los abordaron y les brindaron una avena. En medio de la
conversación con ellos, cuentan los menores que tales hombres les dijeron que
dejaran de cargar talegos porque les tenían el trabajo del año y uno de los
hombres les propuso lo siguiente:
"Miren pelados, hay una arrocera muy grande, de
gente de billete, que necesita jornaleros internos. Es en la trilladora, les
van a pagar 500 mil al mes y a los tres meses tienen permiso para visitar a sus
mamás"
Después de escuchar semejante propuesta tan halagadora y
sin pensarlo dos veces, los jóvenes dijeron unánimemente: SI. Después de aceptar, uno de ellos, César, les dijo a esos
hombres:
"Oiga, y será que podemos llevar a otros dos
amigos"
A lo que uno de los hombres respondió:
"Claro viejo y si tienen otros parceritos por ahí,
tráiganlos. Nos vemos aquí a las 10".
Los tres menores se perdieron rápidamente entre los
turistas que visitan Girardot los fines de semana, fueron hasta el puerto sobre
el río Magdalena y buscaron a sus amigos. En total, seis niños entre 14 y 16
años partieron ese día hacia la supuesta trilladora. César, en medio de
lágrimas contando su historia relata:
"No nos alcanzamos a llevar nada. Todos salimos con
la ropa que teníamos puesta. Estábamos re felices”.
Después de partir con estos hombres de Girardot,
recorrieron 9 horas de camino, en un camión viejo y deteriorado, pasando por
Bogotá, Villavicencio y Yopal hasta que llegaron a una finca de Monterrey. Ramiro
recuerda que:
“En Bogotá recogimos a 11 muchachos más. Cuando llegamos
a Monterrey nos bajaron, tomamos preparada (agua panela con limón) y nos dieron
la bienvenida: de hoy en adelante ustedes tienen un compromiso con la sociedad. Bienvenidos a las autodefensas del
Casanare” (subrayado fuera del texto).
Así pues, cuentan los menores que esa noche durmieron en
un galpón y a la mañana siguiente les entregaron un par de botas de caucho, un
uniforme verde oliva usado y un fusil de palo. Desde ese día no pararon de
caminar, se internaron en la parte montañosa, llegaron a una escuela de entrenamiento
donde los raparon. Su pan de cada dia era ver maraña y monte, hasta el pasado
28 de septiembre del mismo año, cuando en medio de los combates con el
Ejército, vieron la oportunidad de escaparse.
Según los relatos de los 3 menores, esos dos meses en las
autodefensas de “Martín Llanos” fueron una muerte lenta. Los amenazaron con
volver a Girardot y matar a sus familias, con descuartizarlos como hicieron con
un hombre de 25 años que intentó huir, o darles "pastillas 9
milímetros".
César, cuenta sin poder contener las lágrimas que el día
que mataron a aquel muchacho de 25 años tuvo mucho miedo, mucho miedo… y agrega
que: "Todas las noches
llorábamos".
Con ellos fueron en total 42 los menores que desertaron o
fueron capturados por las tropas de la Brigada 16 en septiembre de 2004 y todos
ellos con historias similares a la de los 3 menores: Todos fueron llevados al combate engañados con una gran oportunidad en
una arrocera y recibieron un fusil a cambio.
Todos estos menores fueron tratados con psicólogos y
especialistas del ICBF recibiendo así la atención médica y psicológica
necesaria. Después de esto, contaron sus historias y relataban como fueron los
momentos en que el ejército los rescató, afirmaban que la emoción les salía del
alma después de soportar dos meses de reclutamiento forzado por parte de las
autodefensas de los Llanos y las duras circunstancias que tuvieron que vivir
cuando huían a la persecución de la Fuerza Pública. De la misma forma relatan
que cuando fueron rescatados todos estaban ansiosos y al subir a la aeronave
unos lloraban, otros se persignaron y César, el mas pequeño de todos no pudo
contenerse y se orinó. Ellos no podían creer que estuvieran vivos y pudieran
dejar atrás ese infierno.
1.4.1. Análisis de los actores: Víctimas, Victimarios, Comunidad, Estado.
1.4.1. Análisis de los actores: Víctimas, Victimarios, Comunidad, Estado.
Para analizar el caso
anteriormente descrito, se debe tener en cuenta que no es posible solo observar
la realidad, sino también
comprenderla para actuar sobre ella.
1. Con Respecto a las Víctimas:
Se describe como niños
entre 14 y 16 años viven el flagelo del reclutamiento forzado, por engaños
sobre un posible mejoramiento en su calidad de vida. Estos menores se encuentran en situaciones
evidentemente desfavorables, derivadas de los problemas sociales más urgentes
que vive el país, como son la falta de educación y de seguridad.
Adicionalmente, la falta de apoyo de los padres, la ausencia de los mismos, el
maltrato al que son sometidos, se constituyen como los detonantes que activan
la toma de decisiones bajo presión que los llevan a vivir tales
monstruosidades.
Algunos por desgracia no
tienen la oportunidad de escapar de tal martirio, y es una suerte que otros
como Cesar, Ramiro y Sebastián lo logren, sin embargo (y a pesar de las ayudas
psicológicas prestadas por el Estado) que tipo de seres humanos vuelven a la
vida civil? Se debe ver desde la perspectiva “conductual”, ya que no es ningún
secreto que la construcción que hace el individuo con su entorno , delimitará
su desarrollo en sociedad y por tanto generará más dificultades para establecer
relaciones interpersonales, causando daño a su entorno inmediato y a sí mismo.
A modo de conclusión, es
importante tener a estos seres humanos como sujetos de derecho, con capacidad
de ser interlocutores en la
transformación de la sociedad a una más justa lograda con
un compromiso real, y una cooperación entre los distintos agentes que pueden
contribuir para finalizarla.
2. Con Respecto a los Victimarios:
La conducta y práctica agresiva, destructiva y/o violenta que
practican los grupos ilegales afecta tanto (no de igual manera, sino también) a
quien la recibe como a quien la realiza. Sólo personas que sufren un
trastorno mental grave, de disociación de la personalidad producto del
conflicto, pueden realizar un acto criminal sin padecer sentimientos de
culpabilidad conscientes ni inconscientes, pues su conciencia moral se halla desconectada
de su personalidad. En líneas generales, el delincuente, el criminal, el
violento, es aquél para el cual el "actuar" ocupa el lugar del
"hablar": en estas personas, el acto es lenguaje . A los
psicoanalistas interesa sobre todo de dónde viene la imposibilidad de
canalizar adecuadamente su violencia, sus impulsos primitivos destructivos,
y por qué actúa contra sus seres "más" queridos. (El "qué"
hace y "cómo" lo hace interesa, sobre todo, a juristas, policía,
sociólogos, jueces, etc.).
Además de los factores culturales y
socioeconómicos que contribuyen a fomentar la violencia, también hemos de
contar con aquellos de raigambre psicológica que forman parte de la singular
personalidad del sujeto violento.
Algunas de esas características[12]:
1. Un oscuro sentimiento de culpabilidad, que puede empujar al
individuo a cometer delitos . Al contrario que en las personas neuróticas
normales, en que el sentimiento de culpa es posterior a la falta cometida, en
estos casos la culpabilidad inconsciente precede al acto delictivo. Así, en
ellos, la falta tiene un efecto apaciguador de la culpabilidad inconsciente
difusa. Se comprenden, pues, las reacciones paradójicas (pasa a menudo en niños
y adolescentes) de sentirse "satisfechos" cuando se les castiga o
encarcela.
2. Sujetos con déficits afectivos sufridos en la temprana infancia o
en la adolescencia. Los niños privados de amor se convierten en adultos
llenos de odio, dedicados a la destrucción del orden social y/o familiar, del
que han sido víctimas. Está demostrado que la carencia afectiva es un
factor criminógeno innegable. El criminal destruye a otros porque se siente
perseguido (él cree que es en la realidad, pero es en su mundo imaginario), y
no puede superar la relación con el mundo, basada en la hostilidad y el miedo.
3. La agresividad se transforma en violencia, fundamentalmente por el
miedo: miedo a no ser reconocido, a no ser
amado, a no tener suficiente, a perder poder . El sujeto violento se siente
amenazado y no puede controlar sus impulsos . Se siente débil ante los demás y
necesita demostrar y demostrarse que no es así. En cuanto a la víctima, ésta
vive en un estado de terror crónico, que paradójicamente le hace caer en una
situación de sumisión y empatía con el victimario (situación que se presenta en
el reclutamiento forzado de menores). Además, suele tener un sentimiento de
autoculpabilidad que le hace revertir el discurso, diciéndose: "me lo
busqué yo". Sin embargo, es preciso distinguir entre "víctima" y
persona "objeto de violencia" . La "víctima" asume la
violencia ejercida contra ella, cree que no puede hacer nada más que
aceptarla, o incluso que se la merece (masoquismo). Por el contrario, la
persona "objeto de violencia" no la asume, no la acepta, puede
discriminar la realidad, y por lo tanto, salir menos dañada psicológicamente
del acontecimiento o situación traumática.
3. Con Respecto a la Comunidad:
Se hace necesario centrar
el análisis con respecto a la comunidad, desde la familia. De acuerdo a la
Carta Política de nuestro país en su artículo 42 “La familia es el núcleo fundamental de la
sociedad…Las relaciones familiares se basan
en la igualdad de derechos y deberes de la pareja,
y en el respeto recíproco entre todos
sus integrantes. Cualquier forma de violencia
en la familia se considera destructiva de su
armonía y unidad, y será sancionada
conforme a la ley”. De lo anterior, está claro que, como núcleo de la sociedad,
se derivan derechos y deberes para cada uno de sus integrantes, esto hace que
sea posible inferir que la esencia humana se encuentra en el entorno que rodea
al ser humano desde su formación más temprana, por lo tanto cualquier
desavenencia en este proceso es el punto de partida para que se creen los
conflictos que se dan en la población.
Llevándolo a un plano más
general, es posible encontrar una fragmentación en la estructura social, que
lleva a una desigualdad marcada traducida en la falta de oportunidades y en la
indiferencia que se genera al conocer la problemática del reclutamiento forzado
de niños, se debe plantear la posibilidad de incluir a la sociedad en una
estructura democrática que esté en la capacidad de reconocer y dar las
herramientas necesarias para que sea posible pensar en una colectividad en pro
del desarrollo integral del individuo, con miras a regenerar los valores de la
misma.
4. Con Respecto al Estado:
Frente a la problemática
analizada en el caso, es menester recalcar que el papel del Estado debe estar
guiado no solo a ser un garante frente a la seguridad de todos sus asociados,
es deber y obligación internacional brindar todo el acompañamiento tanto físico
como psicológico de todas las víctimas que resultan de ésta práctica tan
precaria y que afecta principalmente a la población infantil. Ello, es una
clara violación frente a los derechos del niño y normas de derecho
internacional humanitario, las cuales, con su aplicación interna buscan
propender que estas prácticas no sean utilizadas en detrimento de los mas
vulnerables en un conflicto, en este caso los niños, con lo cual el Estado al
ser un garante de su seguridad debe brindar todos los mecanismos necesarios
para asegurar su libre desarrollo en el entorno social Colombiano.
El problema más recurrente frente a la invisibilidad de los
menores ante el actuar del Estado esta relacionado a que no se conoce la real
magnitud del problema de reclutamiento forzado de menores de edad, no existe un
adecuado registro de la información de los menores que se encuentran tanto en situación
de riesgo como de aquellos que ya necesitan ser atendidos por el Estado debido
a su desvinculación de los grupos armados ilegales (como ocurre en el presente
caso), mediante el debido acompañamiento tanto médico como psicológico para
poder superar las secuelas producto del conflicto armado y reinsertarse a la vida
civil y de ésta forma desarrollar su proyecto de vida dentro de nuestro entorno
social.
De esta forma vemos como es el impacto psicosocial en
cada uno de estos menores pues se observa que primeramente fueron engañados con
propuestas muy interesantes y después fueron obligados a vivir el horror de la
guerra. Ver todos las circunstancias atroces que padecieron, la obligación de
cargar un arma y hacer caminatas extenuantes nos permite analizar como es la
cruda realidad que ha vivido y vive actualmente nuestra sociedad. Finalmente,
es desgarrador ver la emoción en cada uno de estos menores por ser rescatados
pero la recuperación no solo termina en la atención medica y psicológica
brindada. Su recuperación y la de muchos otros menores que padecen o han
padecido del horror de la guerra y principalmente del reclutamiento forzado
tiene que ir mas allá de esta atención primaria; deben existir compromisos y
proyectos que permitan analizar las situaciones sociales que viven las
poblaciones y que hacen que se vuelvan mas vulnerables los niños, niñas y
adolescentes de estas, se tiene que brindar apoyo a estos menores para que
puedan rehabilitarse e integrarse nuevamente a la sociedad. Los esfuerzos no
tienen que ser solo del gobierno, sino en general de toda la población
colombiana, de los profesionales y principalmente psicólogos sociales que
contribuyan a erradicar este conflicto y sus consecuencias que tanto daño han
hecho al país durante décadas.
- Orellana, C. (2008) La Obra de Ignacio Martín Baró: Conceptos Fundamentales.
- Londoño, S. (2008). Papel de la psicología social en el marco del conflicto armado.
- Gaborit (s.f.) Reconstruir el tejido social mediante la práctica de transformar el pasado: diseño de una intervención en violencia política.
- Ejército Nacional (02 de Octubre de 2004). El drama de los Niños que Combatían para Martín Llanos. "Nos amenazaron con darnos pastillas 9 milímetros". Disponible en: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=34680. Recuperado, 03 de mayo de 2013.
[1] Publicado en
"Derecho internacional humanitario y temas de áreas vinculadas",
Lecciones y Ensayos No. 78, Gabriel Pablo Valladares (compilador), Lexis Nexis
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2003, Págs. 297 a 310. CICR ref. T2003.49/0003.
[2]
Secretaría
Técnica de la Comisión intersectorial Decreto 4690 de 2007.
[3]
Comité
Internacional de la Cruz Roja (07/2004) “¿Que es el Derecho Internacional
Humanitario?”. Disponible en: http://www.icrc.org/spa/assets/files/other/dih.es.pdf.
Recuperado, 08 de Abril de 2013.
[4]
Comité
Internacional de la Cruz Roja (22/09/2011) “Artículo 3 Común a los Cuatro
Convenios de Ginebra”. Disponible en: http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/treaty-gc-0-art3-5tdlrm.htm.
Recuperado, 08 de Abril de 2013.
[5] M. Sassòli, “The victim-oriented approach
of international humanitarian law and of the International Committee of the Red
Cross (ICRC)”, Victims, Nouvelles Études Pénales, vol. 7,
1988, pp. 147-180.
[6]Tesis Política 2007. “Organizaciones al Margen de la Ley”. Disponible en: http://www.javeriana.edu.co/biblos/tesis/politica/tesis60.pdf. Recuperado, 12 de Abril de 2013.
[7] AMNISTIA INTERNACIONAL. Los niños y la tortura: http://www.amdh.org.mx/mujeres/menu_superior/Doc_basicos/5_biblioteca_virtual/9_informes/Otros/40a/1.pdf . 27 de Marzo de 2008. 24 p.
[8] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.
[9] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.
[10] Publicado en “Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Jóvenes al Conflicto Armado Colombiano”. Disponible en: http://www.coalico.org/publicaciones/documento1.htm. Recuperado, 08 de Abril de 2013.
[11] AVILA, Diana. El reclutamiento de menores: un crimen de Guerra de conformidad con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y sus implicaciones a la luz de la Resolución 1612 del Consejo de Seguridad de la ONU. En: Revista del Observatorio Regional sobre Corte Penal Internacional y Derecho Penal Internacional. N° 2. Mayo 2008.
[12] Estudio del Psicoanálisis y Psicología (2012). “Psicología de la violencia: víctima y victimario (algunas características del sujeto violento)”. Disponible en: http://psicopsi.com/Psicologia-violencia-victima-victimario . Recuperado, 03 de Mayo de 2013.
[12] Estudio del Psicoanálisis y Psicología (2012). “Psicología de la violencia: víctima y victimario (algunas características del sujeto violento)”. Disponible en: http://psicopsi.com/Psicologia-violencia-victima-victimario . Recuperado, 03 de Mayo de 2013.